Un susurro inentendible

 

El 2 de diciembre de 1942, un equipo de científicos liderados por Enrico Fermi finalizó su almuerzo. Acto seguido regresaron a su lugar de trabajo, donde fueron testigos de la primera reacción nuclear autosuficiente y controlada creada por la humanidad. La misma tuvo lugar dentro de una pila de ladrillos y madera situados debajo de un campo de fútbol americano en la Universidad de Chicago. El resultado de este proyecto que se conoce como la creación del Chicago Pile-1, se celebró en silencio con una sola botella de Chianti que luego fue firmada por las 49 personas que presenciaron el evento[4]. Los allí presentes entendieron lo que acababa de ocurrir y las implicancias que esto tendría para la historia de la humanidad. Las palabras sobraban.

 

Hoy, algo nuevo está sucediendo y con el mismo sigilo que en el caso anterior, está cambiando al mundo para siempre. Al igual que una palabra susurrada en un idioma extranjero, es posible que en realidad ya hayamos oído el término “Inteligencia Artificial”, generalmente abreviado en inglés como “AI” (Artificial Intelligence) y que lo hayamos ignorado, quizás por falta de interés o quizás porque nos imaginamos que es algo muy difícil de entender. Sin embargo, es sumamente importante que entendamos a qué nos referimos al hablar de AI, ya que no estamos hablando de un futuro lejano, sino de eventos con consecuencias que tienen impacto en el presente y el futuro inmediato. Así, de la misma forma en que la economía globalizada será sacudida, la forma en que nosotros vivimos e interactuamos dentro de ella está por cambiar de forma radical.

 

En pocas y simples palabras, la AI consiste en el aprendizaje automático realizado por computadoras con la finalidad de cumplir un objetivo simulando el proceso de aprendizaje humano. Solo se las debe “alimentar” con una gran cantidad de datos y luego la tecnología comenzará a calificar la información, etiquetarla y entrecruzarla para sacar todas las conclusiones posibles y encontrar el mejor camino para lograr su objetivo final. En realidad es un poco más complejo que esto y no hay una definición precisa en la que todos los expertos estén de acuerdo, pero al discutir sobre Inteligencia Artificial, al final del día, como sostiene el profesor Stuart Russell[5], estamos hablando de un agente, en forma de software, que actúa de acuerdo a los parámetros que recibe. ¿Cómo los recibe? Eso dependerá de cada caso, pero puede que estos parámetros los observe a través de imágenes de video como el caso de un vehículo autónomo, para así decidir qué acción tomar con el volante del mismo. Su objetivo entonces es garantizarse que las acciones a ejecutar sean las correctas de acuerdo a la meta que le dimos al agente. Es definitiva, estamos hablando de un ente racional que busca lograr su objetivo de forma continua y precisa. Puede ser algo simple o complejo, no importa cuántas líneas de código tiene su algoritmo. De hecho, si lo pensamos bien, un termostato es un agente que percibe la temperatura, y toma acciones tales como prender o apagar la fuente de calor en base a un juego de reglas sencillas. Si la temperatura está muy alta, debe apagar el termostato, pero si está por debajo de lo deseado debe encenderlo. ¿Es eso una AI? Por ahora dejémoslo pasar, lo importante es que entendamos la importancia de la evolución continua entre agentes simples y complejos como somos los seres humanos.

 

Quizás algún lector recuerde cuando en 1997, la supercomputadora de IBM, Deep Blue, venció al campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov. Esta victoria de la tecnología por sobre la humanidad hoy nos parece un hecho menor y en cierta medida esto parece estar justificado, ya que, dados los recientes avances en el campo de estudio, es claro que hemos pasado de un aprendizaje automático lineal a uno exponencial, sumamente acelerado. Ante estos avances, especialmente aquellos en formas de Inteligencia Artificial orientadas a tareas específicas, parece claro que no estamos preparados para esta venidera revolución mientras sigamos insistiendo en el empleo como nuestra principal fuente de ingresos.

 

Si bien esto puede parecer una exageración, en la medida que comprendamos que existen distintos tipos de trabajos y sepamos categorizarlos de forma individual, podremos ver con claridad lo que la tecnología informática y la robótica han estado haciendo al empleo humano hasta el momento. No hace falta generar un listado de las actividades manuales que se vieron reemplazadas o que comenzaron a demandar menos manos humanas debido a la implementación de maquinaria pesada a lo largo de la primera, segunda y tercer Revolución Industrial, no vamos a perder el tiempo con ello, los ejemplos son ya conocidos. Además, también es conocido que al final de cuentas, tras esas revoluciones, se terminaron creando más puestos laborales que los que fueron eliminados. Sin embargo, esta vez esto puede no llegar a repetirse y allí yace el centro de nuestro problema. ¿Será así?

 

Haz click aquí para leer el siguiente capitulo 👉 
 


Haz click aquí para volver al Índice 🔍 


[4] Drapa, M. (2017). A witness to atomic history. Chicago News. Visto el 15 de junio del 2021, en https://news.uchicago.edu/story/witness-atomic-history.

[5] Experts Explain: What is AI? | Computer scientist Stuart Russell | WEF. YouTube. (2022). Visto el 17 de junio del 2022, en https://www.youtube.com/watch?v=W5E2K7x5pGo.