Aquí la cosa se pone divertida. Si analizamos los países que lideran en cuanto a su posición los rankings del Índice de Desarrollo Humano y el de Transparencia Internacional, notamos una gran correlación entre altos niveles de transparencia (T) y un mayor desarrollo humano (DH).
Al analizar qué países lideran el top de gobiernos abiertos (GA), muchos nombres se repiten, aunque también asoman otros que no, y eso es así porque allí básicamente estamos hablando de instituciones gubernamentales que abren sus datos de forma clara, nada más. Cualquiera, con voluntad, puede hacerlo, aunque esto muchas veces se ve relacionado con el accionar del partido político en el poder, y por eso es importante que desde la ciudadanía demandemos la apertura de datos como política de Estado, como un servicio más.
¿Qué tal entonces si cambiamos el orden de los factores y alteramos un poco la ecuación? ¿Acaso más Gobierno Abierto, puede llevar a una mayor Transparencia y eso luego a un mayor Desarrollo Humano para nuestra sociedad?
Como podemos ver con distintos temas de actualidad, la ciudadanía ya no se conforma con solo ver lo que pasa alrededor de ella, sino que intenta cambiar la realidad, pero para ello necesita ser empoderada; y si la información es poder, ya es hora de que nos la devuelvan a los ciudadanos, porque es pública, porque nos pertenece.
Esto, a su vez, puede llegar a permitir cambiar la agenda, para por fin lograr volver a situar al ciudadano en el centro de la misma, sin los intermediarios habituales. Las instituciones de larga data son reticentes a estos tipos de cambios que pueden afectar su rol y poder dentro del status quo, pero quién quiere mantener las estructuras actuales si podemos avanzar hacia un Estado superior en cuanto a la organización de la cosa pública y afectar positivamente la vida de sus habitantes. Para eso necesitamos un gobierno abierto y la implementación de AI en la resolución y toma de decisiones del Estado, sin caer en el error de olvidar que cada dato en una celda de Excel será representación de un ser humano, con nombre, apellido y sueños, y que no todo debe ser un juego de suma cero en algunas carteras. Solo así vamos a poder tomar decisiones inteligentes, pensando en el mayor bienestar posible para la mayor parte de la población. Con la tecnología aplicada correctamente, podemos identificar fácilmente los gastos superfluos y las partidas que necesitan más refuerzos. No solo va a poder verlo el Estado y sus administradores de turno, sino que si efectivamente abrimos la información de manera correcta, podremos sumar a la sociedad civil, a periodistas de datos y a ciudadanos que puedan controlar la billetera y decisiones del Estado para así alertar al resto de la sociedad en caso de no estar de acuerdo con algo. Así, ese vecino que hace décadas pide a su municipalidad por asfalto o cloacas en su cuadra y le dicen que no pueden, o que los recursos no lo permiten, podrá verlo y entenderlo por sí mismo, incluso permitiéndole ver a dónde van los recursos para que quizás él mismo ayude a encontrar mejores formas de aprovecharlos.
Esto es algo que deben hacer todos los países, incluida Argentina. Ceder un poco el control, ponerlo en manos de la sociedad, para recuperar esa confianza que la clase política ha perdido. Además, compartir no significa perder poder en este caso, sino enriquecer al colectivo.
La transparencia por sí sola no soluciona todos los problemas del Estado y sus ciudadanos, pero es importante; además, es obligación entender que la información pública no pertenece ni a un funcionario público en particular, ni a un gobierno, sino que es un bien común, y por eso debemos pensarla como un servicio público, tal como la educación, la salud y el transporte.
Esta es una tarea que sin lugar a dudas conlleva tiempo y trabajo, pero cuanto antes empecemos a explorar y explotar este campo de trabajo y sus posibilidades, antes veremos sus resultados.
Aún tenemos la posibilidad de liderar este cambio de paradigma que se está dando a nivel global; aceptemos el desafío y transformemos nuestros datos en información.