No podemos hablar de capitalismo, en sus diferentes formas, sin mencionar cuál de todas ellas protege más al trabajador. No vamos a trabajar con hipotéticos, sino que vamos a trabajar con la evidencia obtenida a raíz de la crisis económica desatada por la pandemia del covid-19.
El virus tardó unos meses en llegar y explotar masivamente desde Wuhan a Estados Unidos, pero una vez que lo hizo, sumado a un conjunto de políticas sanitarias equivocadas por el ex-presidente Donald Trump, el mercado laboral voló por los aires. Para abril del 2020, 36 millones de estadounidenses habían perdido sus trabajos, retrocediendo a números de 10 años atrás. Tras un período anterior en el que la tasa de desempleo se había mantenido próxima al 3,5%, para abril, esa cifra rondaba cerca del 14,7%[215]. Si bien el desempleo aumentó en muchos países, en ningún caso fue tan drástico como en Estados Unidos. En Alemania de hecho, en el mismo período, el desempleo no subió siquiera 1%[216].
Mientras en Estados Unidos el marco regulatorio permite contratar y despedir gente fácilmente, en muchas otras regiones del mundo, ese no es el caso. No es el caso de Argentina, ni es el caso de los países miembros de la Unión Europea, aunque ambos sistemas cuentan con otro juego de diferencias. Además, mientras el ex mandatario Donald Trump, le restaba valor al covid-19, los países de la Unión Europea llevaron adelante un conjunto de medidas de estímulo fiscal para mantener los puestos de trabajo. Así como en Argentina se implementó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), en Alemania se lleva adelante el programa Kurzarbeit, que hace las veces de seguro social, al permitir que las empresas reduzcan la cantidad de horas laborales de los trabajadores en vez de despedirlos. Así, bajo el paraguas de este programa, las empresas continúan pagando el 100% de las horas trabajadas por sus empleados, mientras el gobierno se hace cargo de pagar el equivalente al 60% de los salarios que corresponde a las horas no trabajadas. De esta forma, un empleado puede sufrir una caída del 10% de su salario a cambio de una reducción del 30% de sus horas de trabajo. Este programa alemán, suele durar un máximo de seis meses consecutivos para empresas que atraviesen un mal momento, por lo que Kurzarbeit se convierte en una herramienta fundamental para enfrentar crisis económicas. Esto permite que durante una recesión, se proteja el poder adquisitivo de la clase trabajadora, evitando una merma en el consumo de bienes y servicios. Esto último solo es posible si los trabajadores conservan sus puestos laborales, ya que al no perderlos, tienen menos incentivo para ahorrar en sus fondos personales de emergencia. Esto también presenta una enorme ventaja para las empresas, que de esta forma pueden retener a su capital humano, evitando así los costos en dinero y tiempo de despedir a alguien, luego contratar a alguien más para reemplazarlo una vez que la economía vuelva a crecer y de paso re-entrenar a esa persona para que se adapte a las necesidades de la compañía[217]. Sin duda alguna, la pandemia ha alimentado la importancia del Estado-Nación. En palabras de John Micklethwait y Adrian Wooldridge, esto no solo ha revitalizado el poder del mismo, lo cual salta a simple vista cuando vemos la gran cantidad de empresas de renombre que acudieron a la ayuda de sus Estados, sino que se ha demostrado el rol vital que estos tienen en la vida de sus ciudadanos, en el acceso a la salud y el mantenimiento de una economía sana. Literalmente, contar con un gobierno eficiente y bien organizado puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
Si bien la economía se recuperará, y los ricos del mundo se hicieron más ricos durante la pandemia, tal como señaló Forbes[218], muchos puestos laborales fueron reemplazados por la automatización debido a los cierres iniciales y a las medidas sanitarias. No puedo aventurarme a afirmar que alguien que perdió su empleo en 2020 no vaya a conseguir otro trabajo en su vida, pero sí puedo afirmar con total seguridad que el proceso de automatización se vio fuertemente acelerado por la pandemia y eso disminuirá la cantidad de trabajos disponibles que requieran poca experiencia en los años venideros. Los procesos de automatización no suelen ser lineales, sino que suelen llegar en formas de olas, generalmente en tiempos económicos duros, cuando los ganancias de las empresas se ven reducidas y el costo relativo por trabajador se vuelve más importante, tal como señala Schwab en su libro “Stakeholder capitalism”. Es en estas circunstancias que los empleadores se ven más tentados a reducir los puestos de trabajo menos especializados en favor de la automatización para así aumentar la productividad y reducir sus costos. Es muy probable que los trabajadores de baja paga, en industrias rutinarias, como la manufactura, o la provisión de servicios de transporte o el procesamiento de comida, sean los más afectados en el corto plazo. Esto no hará más que echar leña al fuego a la inequidad interna de los países, aumentando la brecha entre aquellos con grandes salarios y quienes solo encuentran trabajo en las industrias que pagan poco y que se encuentran cercanas a automatizar sus procesos aún más.
De hecho, uno de los grandes errores, según Schwab, es pensar que la pandemia ayudó a ponernos a todos en un mismo nivel. La evidencia disponible muestra lo contrario. Esta pandemia no ha hecho más que exacerbar las condiciones preexistentes de la desigualdad en todo el mundo. No agrupó a las personas en un mismo nivel, ni sanitario, ni económico, ni psicológico. Con la revolución de la AI sucederá exactamente lo mismo si no creamos antes redes robustas de contención social. La Inteligencia Artificial, así como lo hizo la pandemia, puede incrementar estas desigualdades. Un rápido ejemplo aportado por el profesor Schwab se da respecto a la condición de la población afroamericana de los Estados Unidos, que por un sin fin de razones de la historia, se enfrentan a mayores niveles de pobreza, desempleo y situaciones de vivienda precaria, por lo que al presentar condiciones médicas preexistentes, como obesidad, enfermedades coronarias o diabetes, ya desde el vamos se encontraron en un escenario más desfavorable para enfrentar al covid-19.
Otro efecto que tuvo la pandemia, y que nos invita a pensar en el futuro cercano cuando la AI llegue a nuestras fábricas y oficinas, es que desnudó la hipocresía de nuestro contrato social. En Argentina, al igual que en muchos países, la gente salió a sus balcones o a las puertas de sus casas, durante las primeras semanas de la pandemia, para expresar su apoyo al personal médico y esencial, con aplausos. Al poco tiempo, todos actuamos sorprendidos o indignados al enterarnos cuáles eran sus salarios. Esa es la sociedad en la que vivimos. Vivimos en una sociedad que valora económicamente menos al conjunto de individuos que más necesita, y no solo durante una pandemia que carece de comparación en el nuevo milenio. El personal esencial, desde médicos, a los trabajadores de una planta de alimentos e incluso las personas que nos acercan vía delivery nuestra comida y medicamentos en bicicleta, pusieron su esfuerzo para cuidarnos y mantener la economía lo más activa posible. Mientras tanto, nosotros como sociedad nos pusimos de acuerdo en seguir haciendo uso de sus servicios a cambio de una mala paga. Les dimos aplausos, medallas y honores. ¿Dignidad con un salario justo? No. Esas personas, son algunas de las que forman el pilar vital de la sociedad para que luego se pueda desarrollar una economía de consumo, y así y todo nos negamos a reconocer su valor económico. Como si fuera poco, muchos de ellos incluso se encuentran en riesgo de perder sus trabajos por la ya tan mencionada y venidera automatización en masa. ¿Cuántos de estos empleados pasan por “autónomos” sin acceder a derechos que consideramos básicos? ¿Cuántos de ellos trabajan por tarea completada, como freelancers, sin recibir compensación por enfermarse o vacaciones pagas? El poder, como consumidor, lo tenés vos. Usalo bien.
[215] Unemployment rate rises to record high 14.7 percent in april 2020. U.S. Bureau of Labor Statistics. (2020). Visto el 16 de junio del 2021, en https://www.bls.gov/opub/ted/2020/unemployment-rate-rises-to-record-high-14-point-7-percent-in-april-2020.htm.
[216] Bauer A. & Weber E. (2021) Covid-19: how much unemployment was caused by the shutdown in Germany? Applied Economics Letters, 28:12, 1053-1058, DOI:10.1080/13504851.2020.1789544.
[217] Kurzarbeit: Germany’s short-time work benefit. International Monetary Fund. (2020). Visto el 19 de diciembre del 2021, en https://www.imf.org/en/News/Articles/2020/06/11/na061120-kurzarbeit-germanys-short-time-work-benefit.
[218] Chandler, S. (2020). Coronavirus Is Forcing Companies To Speed Up Automation, For Better And For Worse. Forbes. Visto el 6 de octubre del 2020, en https://www.forbes.com/sites/simonchandler/2020/05/12/coronavirus-is-forcing-companies-to-speed-up-automation-for-better-and-for-worse/?sh=225765925906.