¡Mamá, cortaste to’a la looz!

 

Debemos recordar también que el futuro no solo será autónomo, sino que también será eléctrico. En países como Estados Unidos y los que componen a la Unión Europea, entre otros, cuentan con legislaciones que permiten a los consumidores cargar el combustible de sus autos de forma manual, uno mismo, sin requerir la ayuda de otra persona.

 

En Argentina, por el contrario, la legislación actual, no considera a esta acción como segura, por lo cual en cada surtidor de una estación de servicio, nos encontramos con un trabajador listo para cargar nuestros tanques de combustible.

 

Distinto es el caso de la electricidad. La usamos todos los días, ya sea enchufando y desenchufando el cargador de nuestros celulares, computadoras, una tostadora o el dispositivo que fuese. Creo que nadie vería la necesidad de solicitar los servicios de otro ser humano para enchufar nuestros autos a la corriente. Es verdad que en caso de maniobrar incorrectamente con electricidad, eso te puede matar, pero no por eso se lo prohíbe, sino que se lo regula con nuevas tecnologías que la hacen más segura. Creo que Neil deGrasse Tyson lo graficó muy bien en un podcast con Joe Rogan en el que señaló que esto sería como si cuando se inventaron los autos las personas se quejaran de que estos mataran gente porque no sabían cruzar la calle, bueno para ello creamos los semáforos y los pasos de cebra para indicarles por dónde y cuándo cruzar la calle, así como se crearon distintas vías para que los autos no colisionen tan fácilmente entre sí o como luego se agregaron los airbags a estos para hacerlos más seguros. Así como con las computadoras llegaron los virus, la solución nunca fue prohibir una nueva tecnología, sino mejorarla con más tecnología, como son los antivirus.

 

Pero eso no es todo, la idea es desmenuzar el proceso entero. Si los autos son eléctricos, entonces podremos cargarlos simplemente en nuestras casas, en el garaje, mientras dormimos. No más colas en la estación de servicio. Genial. Incluso si queremos utilizar las estaciones de recarga propias de Tesla, también podremos mandar a nuestros autos a que vayan a cargarse allí por su propia cuenta mientras nosotros estamos ocupados haciendo otras cosas. Y si bien la carga de estos vehículos es más lento, por ahora, que el proceso de llenar un tanque de combustible, hoy en día las estaciones de carga rápida de Tesla permiten conseguir una carga para más de 300 km de viaje en 15 minutos. Es lógico pensar que en el futuro estas cargas serán cada vez más rápidas.

 

Lo que el lector promedio de este libro posiblemente no sepa es que en Estados Unidos, según distintos estudios[43], aproximadamente el 80% de las compras de cigarrillos se hacen en las estaciones de servicio. Si el ciudadano estadounidense deja de visitarlas de forma cotidiana, por el uso u alquiler temporal de vehículos autónomos y eléctricos, existe la posibilidad de que se reduzca la cantidad de individuos que hoy en día fuman cotidianamente. Por un lado, tendrían que agregar una nueva parada innecesaria en sus recorridos, y en caso de no hacerlo esto generaría que dejen de verse expuestos a estos productos y su publicidad con la misma frecuencia.

 

Entonces, por un lado, podemos reducir los accidentes de tránsito y las muertes de fumadores, extendiendo la vida de ciertos individuos, pero por otro lado, dejamos a los trabajadores de las estaciones de servicio sin trabajo, al igual que al transportista que lleva con un camión el combustible a la estación, e incluso a aquellas personas hoy contratadas para la exploración y explotación de los combustibles fósiles en primer lugar, tanto así como a los empleados de la tabacalera. Visto así, parece claro que nos encaminamos a reducir la cantidad de puestos laborales disponibles.

 

¿Termina ahí la cadena de desempleo? Claro que no, la cadena sigue, pero concentrémonos brevemente en la industria del tabaco. Solo un lobista saldría a defender a las tabacaleras a capa y espada, pero no olvidemos que también son fuente de trabajo para miles de personas en la actualidad. Es más, no nos olvidemos que también pagan impuestos que van a parar a las arcas del Estado y que luego ese dinero es destinado, generalmente, a programas de salud. ¿Pero cuánto va realmente a estos programas?

 

La respuesta dependerá según qué país analicemos. En esta ocasión analizaremos dos países, Argentina y República Checa. Este último país incrementó recientemente[44] los impuestos en el consumo de tabaco, pero así y todo, sigue lejos de los precios que se pagan en otros países por un atado de 20 cigarrillos, como Australia, Francia o Noruega donde pueden rondar entre los 12 US$ y los 15 US$ por caja. Ni hablar que en Argentina el precio de una caja de veinte cigarrillos no suele exceder los US$ 2.

 

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[43] Corey, C. G., Holder-Hayes, E., Nguyen, A. B., Delnevo, C. D., Rostron, B. L., Bansal-Travers, M., Kimmel, H. L., Koblitz, A., Lambert, E., Pearson, J. L., Sharma, E., Tworek, C., Hyland, A. J., Conway, K. P., Ambrose, B. K., & Borek, N. (2018). US Adult Cigar Smoking Patterns, Purchasing Behaviors, and Reasons for Use According to Cigar Type: Findings From the Population Assessment of Tobacco and Health (PATH) Study, 2013-2014. Nicotine & tobacco research: official journal of the Society for Research on Nicotine and Tobacco, 20(12), 1457-1466. Visto el 16 de junio del 2021, en https://doi.org/10.1093/ntr/ntx209.

[44] 80/2019 Sb. Zákon, kterým se mění některé zákony v oblasti daní a některé další zákony. Zákony pro Lidi. Visto el 16 de junio del 2022, en https://www.zakonyprolidi.cz/cs/2019-80#cl9.