Interfaz cerebro-computadora y la pesadilla de Darwin

 

Es probable que si no sueles leer las noticias referidas a los avances de la tecnología, el trabajo de Neuralink te sea aún desconocido. Neuralink es una empresa dedicada a la neurotecnología y el desarrollo de interfaces cerebro-computadora. Espérame un segundo que te juro que no te estoy hablando de ciencia ficción ni de algo que vaya a suceder en 100 años. Te voy a hablar de cosas que sucedieron en pleno 2021. ¿La garantía? Elon Musk es el fundador de la empresa.

 

Tras años de ensayos y demostraciones que nos dejaron con sabor a poco, en Abril del 2021, Neuralink mostró avances que nos dejaron boquiabiertos. Pager, un mono macaco de 9 años de edad, demostró sus habilidades jugando a un videojuego de ping-pong. En el video presentado por Neuralink, al principio se ve a Pager mover con sus manos una manija o joystick con el cual mueve la paleta del videojuego. A cambio de hacerlo correctamente, Pager podía tomar un trago de un batido de banana a través de una bombilla. Hasta allí nada sorprendente.

 

Mono juega videojuego con su mente usando un implante cerebral de Neuralink[128]

 

Sin embargo, Pager contaba con un chip implantado en su cerebro a través de 1.024 electrodos. Esto permitió capturar las señales eléctricas que el cerebro del mono emitía a la hora de planificar y ejecutar cada uno de sus movimientos. Así, tras decodificar, procesar y aprender de estos datos, el equipo de científicos detrás de Neuralink procedió a desconectar el joystick de mando utilizado por Pager. El macaco nunca se enteró de esto y siguió moviendo el joystick para mover su paleta en el juego de ping-pong. Allí comienza lo realmente asombroso. Cuando desconectaron el joystick, Pager siguió jugando y recibiendo sus sorbos de batido de banana. ¿Cómo transmitió Pager sus movimientos a la computadora entonces si su control estaba desconectado? ¡A través de su mente! El software implementado por Neuralink, leyó sus señales neuronales para detectar las intenciones de sus movimientos y así mover la paleta del juego para que Pager pueda continuar recibiendo su premio. Incluso llegaron al punto tal en el que removieron el joystick del alcance del mono, pero este veía que la pantalla seguía moviendo su paleta de ping-pong. ¿Cómo? ¡Pensándolo! Repetimos: la forma en la Pager transmitió sus movimientos a la computadora tan solo consistió en que él pensara en ello.

 

Tras este logro, Musk anunció que su siguiente experimento podría consistir en demostrar que una persona con parálisis que cuente con el implante del chip de Neuralink, sería capaz de utilizar un teléfono móvil más rápido que una persona sin limitaciones naturales que lo utilice con los dedos de sus manos. Luego de esto, su objetivo, para el cual no hay un marco temporal definido hasta la fecha, sería devolver el movimiento a personas parapléjicas, a través de señales enviadas por las neuronas al cuerpo para que puedan volver a caminar, así sea con una prótesis. Según Musk, en la medida que esta tecnología avance, se podrá grabar y decodificar las señales eléctricas del cerebro usando miles de electrodos implantados en la corteza motora de las personas. De esta forma, Musk espera combatir afecciones neurológicas como el Alzheimer, la demencia y las lesiones de la médula espinal, así como fusionar a la humanidad con la Inteligencia Artificial. El transhumanismo, entonces, definido como la mejora de las capacidades físicas, intelectuales y psíquicas de las personas a través de su fusión con la tecnología, está a la vuelta de la esquina. Antes de espantarte, recordá que desde 1958, la vida de muchas personas se vio extendida gracias a los marcapasos cardíacos, un diminuto dispositivo que ayuda a luchar contra la insuficiencia cardíaca, por lo que en términos generales esta tendencia no es nueva, sino que lo novedoso ahora va a poder ser conectar estos dispositivos que están dentro del cuerpo a la Internet, y poder interactuar a través de ellos en tiempo real. La serie Years and Years retrató muy bien en una de sus escenas, una conversación de una familia, situada en el futuro, en la que la hija de la familia le dice a su madre y a su padre que no se sentía cómoda, sino que se entendía atrapada en el cuerpo que estaba, y que luego de leer mucho, había llegado a la decisión que quería ser trans. Ante este comentario, su familia reaccionó de forma positiva, conteniéndola y apoyándola, manifestándole que ellos igual la amarían, sin importar si a partir de ahora tenían un hijo, hija, o el género y pronombre que decida utilizar, ante lo cual la protagonista aclaró que no quería ser transexual, sino transhumana, lo que despertó toda una acalorada discusión familiar.

 

El uso de la Inteligencia Artificial en el campo de la biotecnología aún está en pañales. ¿Se imaginan entender la biología humana y saber jugar con ella como si se tratase de código binario de computadora, lleno de ceros y unos? Estamos a nada de ello, especialmente luego de que el genoma humano haya sido descifrado de forma completa tras 20 años de investigación[129]. Los avances que la AI traerá al campo de la biotecnología serán mayúsculos, y no porque vaya a reemplazar mano de obra humana, sino porque con su uso vamos a poder hacer investigaciones que nos lleven a nuevos descubrimientos a una velocidad mucha más rápida que la actual. Ni a Charles Darwin, padre de la Teoría de la Evolución, se le debe haber cruzado esta idea en sus sueños.

 

En las próximas décadas la AI nos va a dar poderes parecidos a los de una deidad, lo que nos va a permitir cambiar nuestra genética, con todo lo que ello implica. Esto podrá mejorar la resistencia de nuestro cuerpo a distintos virus o comidas. Te guste o no, los datos indican que hoy tenés más probabilidades de morir por culpa del azúcar, a causa de la diabetes, que por el uso de un arma de fuego.

 

Ya no somos almas misteriosas, somos animales hackeables[130]. Harari incluso se anima a pensar que aunque logremos prevenir la aparición de regímenes digitales autoritarios, la habilidad de hackear humanos puede socavar el significado de ser humanos. De hecho, a medida que usemos mas AI para tomar decisiones, la autoridad también virará su centro de gravedad desde la especie humana a los algoritmos. Hoy TikTtok e Instagram nos señalan qué es divertido, Google qué es verdad, Netflix o YouTube qué ver y Mercado Libre o Amazon qué comprar. Gran parte de la vida humana se basa en tomar decisiones que conllevan a distintos escenarios con sus propias consecuencias. ¿Qué va a ser entonces de nosotros cuando la mayoría de nuestras decisiones las tome una AI? ¿Cuánto falta para que los procesos de contrataciones sean automatizados de forma integra con AI? Una cosa es ir a una entrevista de trabajo y ser rechazado por otro humano, que con su lenguaje no verbal podrá decirnos cosas que no se atreva con sus cuerdas vocales, pero ¿y si quien nos rechaza es un algoritmo? ¿A quién nos quejamos? ¿Qué explicación pedimos? Puede incluso que estos algoritmos sean fuertemente auditados y que nos faciliten informes detallados de por qué no obtuvimos el puesto, pero lo que vamos a recibir será sencillamente descabellado. Si el algoritmo está orientado a aumentar la efectividad y las ganancias de la empresa, puede que tras analizar los perfiles actuales de la compañía, la productividad de cada área, la formación académica o profesional de sus empleados, y muchos aspectos más que seguro escapen al ojo humano, pero no al algoritmo, este encuentre miles de patrones inimaginables para nosotros, pero con sentido suficiente para nuestra AI. Los algoritmos toman decisiones de forma muy distinta a los humanos, es matemática, no hay sentimientos encontrados, de hecho, de todas las invenciones humanas hasta la fecha, esta es la primera herramienta que desarrollamos que puede tomar decisiones por su propia cuenta. Los modelos actuales de AI en muchos casos nos empoderan, pero cuidado con despertarnos dentro de unos años con la noticia de que nos hayan quitado el poder en vez de dárnoslo.

 

Imaginemos lo lejos que podemos llegar de seguir cumpliéndose la Ley de Moore, que está basada en un artículo publicado en 1965 por Gordon Moore, cofundador de Intel, en el que señalaba que la capacidad de procesamiento de las computadoras aumenta al 100% cada 18 meses. ¡Esperemos que los antivirus para tecnologías como la de Neuralink funcionen muy bien! Resulta imposible imaginarnos qué daño podría llegar a lograr un hacker que acceda a estos chips implantados en la corteza del cerebro humano.

 

Paralelamente, si a la biotecnología le agregamos suficiente datos y poder de cómputo, llegará un momento en que el algoritmo nos conozca mejor que nosotros mismos. Nuestros miedos, fantasías, estado de salud, visiones políticas y muchas cosas más quedarán desnudas frente al poder de los algoritmos. ¿Te podés imaginar vivir bajo el control de un régimen autoritario, que escudándose en el cuidado de tu salud, te obligue a utilizar una pulsera o brazalete inteligente que detecte, entre otras cosas, ritmo cardíaco, nivel de sangre y tu humor? Literalmente hoy estamos entregando a los algoritmos de las empresas que nos proveen nuestros relojes inteligentes algo tan privado y tan único con los latidos de nuestro corazón. Imagínate si estás obligado a ir a escuchar el discurso del líder de tu país, y lo aplaudís en la plaza, pero su equipo de inteligencia secreta descubre que tu humor no fue bueno durante su discurso debido al dispositivo de trackeo que estás obligado a utilizar. No me quiero imaginar cómo puede terminar algo así. Esta puede ser la herramienta de dominación suprema, ya que al conocer nuestros gustos, el algoritmo será incluso capaz de predecir nuestra reacción a determinadas acciones o palabras, pudiendo manipular así nuestros sentimientos y acciones futuras. Todo se verá reducido a ceros y unos.

 

Si nos movemos a un plano no tan terrorífico podríamos comenzar a indagar incluso qué impacto podría tener la generación de todos estos datos para la industria musical. En la actualidad ya hay distintas herramientas de AI disponibles que crean composiciones musicales únicas. Si podríamos extraer los datos de las distintas reacciones químicas que se dan en nuestro cerebro cuando escuchamos música, podríamos encontrar de forma individualizada las notas que nos causan más placer y aquellas que no nos gustan, así como aquellos sonidos que nos concentran y aquellos que nos distraen. De esta forma, la industria musical podría modificar las canciones de los artistas del momento para intentar que le guste a la mayor cantidad de gente posible, incluso a aquellas personas que no suelen seguir la música del momento. ¿Podrán de estar forma los algoritmos incluso detectar cuando nos sentimos tristes? Digo, en muchos casos, cuando uno está triste por una situación particular suele escuchar música que le genere nostalgia y contenga letras que se relacionen con los sentimientos actuales de uno, cayendo fácilmente en la categoría de “música triste”, con melodías más suaves, que en base al evento traumático que estemos atravesando impulsa la generación de la hormona prolactina, conocida como la responsable del sentir tristeza. De esta forma, los algoritmos de AI no solo podrán intentar vendernos las canciones del momento, con las modificaciones necesarias para que estas sean de nuestro agrado, sino que incluso podrían ser utilizados para combatir el estrés y la tristeza con recomendaciones musicales que nos vayan alejando de nuestro pozo sentimental. Desconozco si eso es sano, si ayuda a acelerar nuestro saneamiento interno o si le pone barreras al mismo, pero efectivamente con AI podemos encontrar esa gama de sonidos y frecuencias que a cada uno le genera más serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina, conocidas como las hormonas de la felicidad.

 

Ahora, bajando a un plano más presente, la reciente abolición del derecho al aborto en Estados Unidos, tras la anulación de la Corte Suprema del fallo en el caso Roe v. Wade[131] que había dado lugar a dicho derecho a las personas gestantes, trae aparejado un nuevo riesgo de la mano de las aplicaciones móviles que se utilizan para registrar el período menstrual de las personas. A partir de esta medida, cualquiera que esté en un Estado donde el aborto es ilegal y utilice Internet para buscar información, productos y servicios relacionados con la salud reproductiva, puede pasar a ser sujeto de vigilancia en línea. Esto coloca a una gran porción de la sociedad en una situación donde su privacidad corre riego. No hace falta que una persona publique en las redes sociales que va a practicar un aborto, sino que los datos mismos de las aplicaciones que tienen instaladas en sus móviles pueden ser utilizados para incriminarles en caso de ser citadas por el poder judicial. No lo hagamos muy rebuscado, pero basta con imaginar que una persona le cuente a otra que va a realizar un aborto, y que la persona receptora del mensaje se oponga moralmente a la situación, por lo que decide denunciar a la persona gestante ante las autoridades. En caso de ocurrir esto, el personal de investigación podría realizar un análisis forense de su móvil y rastrear si hizo búsquedas acerca de servicios relacionados a la interrupción del embarazo o si la información disponible en su aplicación de salud reproductiva muestra signos de períodos perdidos, o incluso si el historial de ubicación de su teléfono muestra que se acercó a una clínica o lugar conocido por realizar abortos.

 

¡Paren el mundo, que me quiero bajar! Diría Mafalda, pero ya establecimos que solo hay una puerta abierta de cara al futuro y esta involucra la evolución constante de la tecnología. Los modelos tempranos, y la conceptualización, de la Inteligencia Artificial, llevan décadas de existencia, pero su uso masivo y reconocimiento de cara al público general tardaron en llegar. Lo mismo va a suceder con la biotecnología. Aún nos encontramos en una etapa muy temprana de la misma. De hecho nos alcanza con entender que hoy prácticamente la totalidad de los datos que generamos son externos a nuestros cuerpos. Generamos clicks, rastrean nuestros pasos, nuestras compras, pero aún no pasamos, a gran escala, la frontera de nuestra piel. Si los datos externos que generamos son considerados el nuevo petróleo, entonces los datos que extraigamos de nuestros cuerpos van a ser directamente el equivalente a plutonio enriquecido. No tengo dudas que una de las industrias en donde más impactará el uso de Inteligencia Artificial será en la salud. Mientras la expectativa de vida humana rondaba los 31 años en el 1900, hoy nos encontramos más cerca de los 72 años[132] y el número probablemente siga escalando de la mano de nuevos fármacos e incluso de modificaciones genéticas al ADN humano a través de la tecnología Crispr[133]. ¿Estamos listos para vivir vidas más largas? ¿Está listo el sistema social y económico para ello? ¿Van a aguantar las cajas jubilatorias, potencialmente con menos trabajadores activos?

 


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[128] The Telegraph. (2021). Monkey plays Pong video game with his mind using Neuralink brain implant. YouTube. Visto el 3 de enero del 2022, en https://www.youtube.com/watch?v=Zcz-Hq1NP98.

[129] Pennisi, E. (2022). Most complete human genome yet reveals previously indecipherable DNA. Science.org. Visto el 11 de abril del 2022, en https://www.science.org/content/article/most-complete-human-genome-yet-reveals-previously-indecipherable-dna.

[130] World Economic Forum. “How to Survive the 21st Century | DAVOS 2020.” YouTube. 2020, Visto el 25 de enero del 2021, en http://www.youtube.com/watch?v=eOsKFOrW5h8 (World Economic Forum, 2017, 12m03s).

[131] Liptak, A. (2022). In 6-to-3 Ruling, Supreme Court Ends Nearly 50 Years of Abortion Rights. The New York Times. Visto el 25 de junio del 2022, en https://www.nytimes.com/2022/06/24/us/roe-wade-overturned-supreme-court.html.

[132] Roser, M., Ortiz-Ospina, E., & Ritchie, H. (2013). Life Expectancy. Our World in Data. Visto el 29 de junio del 2022, en https://ourworldindata.org/life-expectancy#life-expectancy-has-improved-globally.

[133] Zimmer, C. (2022). “CRISPR, 10 Years On: Learning to Rewrite the Code of Life.” The New York Times. Visto el 29 de junio del 2022, en https://www.nytimes.com/2022/06/27/science/crispr-gene-editing-10-years.html.