Dinero digital de emisión estatal: ¡cuidado!

 

Hacia el año 2017, la Reserva Federal de los Estados Unidos, en Nueva York, guardaba más de 3.300 billones de dólares, la mitad de las reservas mundiales en dólares en ese entonces pertenecientes a los activos de otros Bancos Centrales del sistema internacional de Estados[97]. ¿Pero a quiénes pertenecen realmente esos papelitos de colores que llamamos billetes? ¿A un Banco Central? ¿A sus ciudadanos? Esta pregunta es más interesante de lo que pensamos si consideramos que a través de distintas sanciones económicas, el gobierno de los Estados Unidos, bajo la administración de Biden, no solo congeló prácticamente la mitad de los recursos del Banco Central de Rusia[98], una vez iniciada la guerra en Ucrania, sino que a Afganistán, además de congelarle más de US$ 7 mil millones, decidió dividir ese fondo en dos, y armar uno con el cual resarcir a las víctimas y familiares de aquellos afectados por los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001, y otro fondo para enviar ayuda humanitaria al pueblo afgano[99]. En otras palabras, el dinero del pueblo afgano, en realidad ya no es tan de ellos. Si esto no retrata a la perfección la clásica escena de sitcom de televisión, en la que el bully le quita el dinero del almuerzo a otro estudiante, no sé qué lo hará.

 

Con esa información sobre la mesa, y sabiendo sobre el desarrollo de nuevas tecnologías de la información, no es de extrañar que distintos Estados-Nación comiencen a evaluar otras formas de administrar su sistema monetario. En este sentido, desde el año 2017, China ha estado desarrollando su propia moneda digital, lo que en la jerga se conoce como CBDC (Central Bank Digital Currency, en inglés). Nos referimos entonces a el yuan digital, que ya se está probando en muchas ciudades del gigante asiático. Una moneda digital totalmente centralizada, controlada por el gobierno chino, que de usarse de forma masiva, le daría un control irrestricto de la economía a dicho gobierno, a un nivel nunca antes visto en la historia. Esto le daría a las autoridades centrales, la capacidad de ver cada una de las transacciones de sus ciudadanos en tiempo real. ¿Es este el fin de la libertad? ¿Nos podrían bloquear el acceso a nuestro dinero si somos opositores y vivimos en un gobierno autoritario? El riesgo de esta moneda, y similares, es sumamente alto para la sociedad. El yuan digital no tiene nada que ver con Bitcoin, la criptomoneda más popular al día de la fecha. Bitcoin es entendido como una criptomoneda o criptoactivo descentralizado, que no depende de ninguna empresa, gobierno o entidad central, sino que su futuro está en manos de sus usuarios, de forma libre, otorgándoles control y libertad monetaria a las personas, lo que no le hace gracia a ningún Estado-Nación ya que ven socavada su soberanía. Como consecuencia de esto, ha habido muchos intentos fallidos por actores estatales que han deseado regular o prohibir el uso de esta tecnología, que justamente fue desarrollada con la premisa de que ningún ente central la pueda censurar. Así, más allá de recientes posturas en común entre los Ministros de Finanzas y Economías del G7 o el G20 que llaman por una regulación estándar a esta industria, han sido muy pocos los avances en la materia.

 

Dicho esto, desde hace varios años ya, muchos bancos centrales de las economías más avanzadas, han comenzado a investigar los beneficios de la blockchain. China ya avanzó en su desarrollo y desde fines del 2020 ha comenzado a probarlo en cada vez más transacciones y comercios.

 

Este yuan digital, posee tecnología criptográfica como la vista en Bitcoin, con su cadena de bloques, o blockchain –una especie de registro contable, en donde se guardan todas las transacciones–, pero implementada de forma privada, encerrándolo en un entorno centralizado y controlado por el gobierno chino. Así, únicamente el Banco Central de la República Popular China, puede emitir el yuan digital, que tiene un valor equivalente al yuan físico. ¿Cómo se usa? Con una app o billetera digital, similar a las que te ofrece tu home banking o Mercado Pago en Argentina, Apple Pay en Estados Unidos o WeChat en China. Dicho de esta forma parece que nuestro dinero actual ya es digital, o al menos esa es la impresión que nos dan los servicios recién mencionados. Lo mismo nos sucede probablemente cuando realizamos transacciones con nuestras tarjetas de débito o crédito. En realidad, estas no son más que formas de mover nuestro dinero actual de manera electrónica, mientras que lo que China está haciendo, al igual que lo harán pronto otros países, es transformar el código de computadora, es decir, bits (ceros y unos), en una moneda corriente totalmente rastreable. Esto transforma al yuan digital en una nueva herramienta del gobierno chino para controlar a su gente y su economía.

 

¿Sus beneficios? Ofrece a sus usuarios pagos más rápidos, baratos y transacciones aparentemente más seguras[100], e incluso la posibilidad de pagar sin conexión a internet. Esto a su vez permitiría al Estado reducir prácticamente al máximo la evasión de impuestos y el lavado de dinero, eliminando también de lleno los gastos referidos a la impresión de billetes de papel o de monedas metálicas y su posterior puesta en circulación.

 

Así como Bitcoin y otras criptomonedas ofrecen anonimidad o pseudo anonimidad a sus usuarios, las criptomonedas estatales harán todo lo contrario. Lo que resta preguntarnos es si esto atenta contra la libertad y la privacidad de los individuos. Esto llevará el control estatal, y su figura de Gran Hermano, a algo sin precedentes. Que el Estado pueda acceder a todas nuestras transacciones, en tiempo real, le da la capacidad de realizar un perfilado completo de cada uno de nosotros. Eso que ahora saben los gigantes tecnológicos como Google, Amazon o Facebook, pasará a estar disponible para los Estados también. De hecho sabrán más cosas, porque no solo van a poder monitorear nuestras transacciones online, sino hasta transacciones más habituales como el chicle que compremos en un quiosco. Si me preguntan, yo ya no creo en la privacidad a esta altura del partido, y probablemente un moralista se anime a afirmar que quien nada esconde, nada debe temer. Mi preocupación se debe a que no sabemos quién nos va a gobernar en el futuro, y por ende, cómo van a ser utilizados estos datos. ¿Qué sucede si toda esa información cae en las manos equivocadas de un gobierno autoritario o dictatorial? ¿Qué sucede si ante una crisis económica el dinero es programado para autodestruirse o perder valor de forma programada, en una fecha determinada, buscando así fomentar la aceleración de la circulación de ese dinero para recalentar una economía golpeada? ¿No atenta esto contra tu capacidad y voluntad de ahorrar? ¿No atenta eso contra tu libertad? Esto no es nada nuevo, ya sucedió en 1932 con el Schelin del pueblo austríaco de Wörgl, que en ese entonces implementó una moneda oxidable a nivel local. La oxidación establecía que todos los meses, los billetes perderían cierta porción de su valor el último día del mes, a no ser que quien detente su posesión compre la estampilla correspondiente a dicho mes y la pegue en el debido casillero del billete.

 

Schilling de 1932 de Wörgl, Austria

 

De esta manera nadie quería ser el último portador del billete a fin de mes, así que la gente prefería gastarlo antes de tener que pagar por acaparar su dinero y lograr que este mantenga su valor. Esto aceleró el consumo interno, reactivó la economía y hasta hubo gente que decidió pagar los impuestos municipales por adelantado[101] con tal de no ser los encargados de pagar la estampilla correspondiente. Este experimento fue cancelado por la intervención del Banco Central de Austria que vio desafiado su monopolio sobre la emisión del dinero. De todas formas, estimo que no hubiera sido posible mantener este sistema de forma indefinida, ya que en igualdad de condiciones, es lógico pensar que las personas preferirían tener una moneda que les genere intereses positivos, en vez de verse obligados a gastar su dinero o pagar para evitar la oxidación del mismo.

 

Otra cosa que podría hacer fácilmente un gobierno con una criptomoneda centralizada y de control estatal, además de recaudar sus impuestos automáticamente desde tu cuenta, sería también limitar tu capacidad de compra en determinados comercios, o limitar también la cantidad de bienes que adquieres, por ejemplo, rollos de papel higiénico, como sucedió al principio de la pandemia desatada por el covid-19 en la que la gente temió ver desabastecimiento de productos esenciales. China es solo el primer actor en llevar esta tecnología a la práctica, pero sin duda alguna, ya que según el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya más de 100 países están estudiando la aplicación de monedas digitales locales[102]. En este sentido, Pedro Magalhaes, denunció que el código detrás del Real Digital que está desarrollando el Banco Central de Brasil, permitiría a la entidad congelar los fondos de las cuentas y modificar sus saldos[103], tal como le permite la legislación del sistema actual. Al final del día, todos los Estados terminarán emitiendo sus monedas digitales que le otorgarán control total sobre su economía y población. Imagínense si el dinero físico desaparece de las calles, ¡hasta los criminales van a tener que cambiar su modus operandi! De hecho, ya vimos como durante la pandemia aumentaron de manera abismal los delitos cibernéticos y el fraude bancario a través de Internet. Tal como dice el refrán, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. No esperamos a que algo malo suceda para luego corregirlo.

 

Haz click aquí para leer el siguiente capitulo 👉 
 


Haz click aquí para volver al Índice 🔍 


[97] Spicer, J. (2017). Special Report: How the Federal Reserve serves U.S. foreign intelligence. Reuters. Visto el 1° de noviembre del 2021, en https://www.reuters.com/article/us-fed-accounts-intelligence-specialrepo-idUSKBN19H198.

[98] Rappeport, A. (2022). U.S. Escalates sanctions with a freeze on Russian central bank assets. New York Times. Visto el 2 de marzo del 2022, en https://www.nytimes.com/2022/02/28/us/politics/us-sanctions-russia-central-bank.html.

[99] O’Keefe, E., & Cook, S. (2022). Biden splitting frozen Afghanistan funds in two. Here’s how it would be divided. CBS News. Visto el 16 de febrero del 2022, en https://www.cbsnews.com/news/biden-afghanistan-funds-911-families-humanitarian-aid.

[100] La duda reside en el hecho de que al tratarse de una blockchain centralizada, pasa a diferir poco de una base de datos centralizada clásica, por lo que alterando unos pocos nodos podría ser posible reescribir la información almacenada en la misma y así beneficiar o perjudicar personas.

[101] The P. (2012). New Austrian. Visto el 10 de febrero del 2023, en https://www.austrianinformation.org/summer-2012/2012/8/21/austrian-places-the-woergl-experiment.html.

[102] Georgieva, K. (2022). The Future of Money: Gearing up for Central Bank Digital Currency. IMF. Visto el 25 de marzo del 2022, en https://www.imf.org/en/News/Articles/2022/02/09/sp020922-the-future-of-money-gearing-up-for-central-bank-digital-currency.

[103] Solimano, P. (2023). Brazilian CBDC Allows Government to Freeze Funds, Developer Finds. Decrypt. Visto el 17 de julio del 2023, en https://decrypt.co/148786/brazil-cbdc-allows-central-bank-freeze-funds-adjust-balances.